Al despertar Fabiola Yañez una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en la cama convertida en un monstruoso ojo en compota. Esto sucedió el 20 de Junio de 2021. Alberto Fernández fue el primero en notarlo y la controversia fue inmediata, ella lo acusó de haberla golpeado y el lo negó desde aquel primer momento. Hoy, la justicia debe dilucidar que le sucedió a ese ojo a partir del recuerdo irreconciliable de los protagonistas, de un breve video tomado 48h después, donde se observa a Yañez tratando su ojo derecho con un adminículo de estética facial, y del testimonio de algunos allegados a la pareja. Frente a un panorama tan opaco, resulta crucial para la fiscalía recabar el testimonio de los allegados a la pareja.
Florencia Aguirre fue presentada por los medios como una amiga íntima que sería su testigo clave. Desde El Disenso señalamos que la testigo era, en realidad, la esteticista de Fabiola (cosa que ya habíamos advertido en 2021), explicamos que Florencia le hacía PRP – Plasma Rico en Plaquetas a Fabiola, que había visitado Olivos el 19 de junio, y que era posible que su tratamiento causara un ojo violeta. Luego, la querella suspendió por unos días el testimonio de Aguirre.
La declaración de Florencia Aguirre fue contundente. Punto por punto, acreditó cada acusación de Fabiola Yañez, el golpe, el encierro, la violencia cotidiana, incluso la anécdota según la cual el bebé Francisquito, durante un vuelo en helicóptero, descubrió videos porno de su padre en un teléfono celular que hoy se halla perdido. Indirectamente, Aguirre también dio por tierra cada inciso relevante de nuestra investigación periodística, al asegurar que ella jamás realizó tratamientos invasivos, solo “drenajes linfáticos” y “masajes, dermapen”, y no solo a Fabiola, sino a toda la familia presidencial. Paradójicamente, intentando evadir sospechas de practicar ilegalmente la medicina, se auto incriminó, ya que solo un fisioterapeuta titulado luego de 4 años, 60 materias y prácticas profesionales, está calificado para realizar drenajes linfáticos.
Luego de que publicáramos la investigación “Ojo…”, Aguirre cerró sus redes. En ellas ofrecía, además del PRP – plasma enriquecido, otros tratamientos que se aplican utilizando “Dermapen”; hablamos de peptonas, mesoterapias, etc. Para ellos, la esteticista utilizaba el dermapen modelo “Dr.pen A6”.
En la web del fabricante del “Dr.pen” se enumeran los hematomas (bruising) entre los posibles efectos adversos del tratamiento. Lógicamente, el riesgo de hematomas es coadyuvado por el alcohol.
Entonces “alguien”, en otro fuero, denunció a Aguirre por ejercicio ilegal de la medicina y curanderismo. A raíz de esto, el juez Nicolás Repetto ordenó con premura dos allanamientos contra la esteticista. Las pesquisas llevadas a cabo por fuerzas federales fueron positivas, ya que en el domicilio de la esteticista incautaron material médico, además del teléfono que presuntamente usaba para concertar los tratamientos con sus clientas. Aunque esta causa independiente conlleva una pena de mínima, de 15 días a un año (apenas un tirón de orejas para desincentivar la curandería), subsidiariamente, los allanamientos demostrarían que Aguirre mintió deliberadamente para encarcelar, ni más ni menos, a un Presidente de la Nación, cosa que podría conllevar una pena ejemplar de 10 años de prisión.
En la causa principal existen otras constancias que abonan la idea de un “falso testimonio” cometido por Florencia Aguirre. Otra testigo, el ama de llaves, había declarado en escribanía que Fabiola se hacía Plasma Rico en Plaquetas, dándose “pinchazos” en la cara. El día de ayer, Cintia Tonietti reafirmó sus dichos frente al fiscal y la querella, explicando también que ella vestía a Fabiola y la asistía, por ejemplo, cuando necesitaba algo durante los tratamientos de Aguirre. Según la testigo, le dejaban a ella la limpieza y recolección de los descartes, entre ellos los “pinches”. Cabe aclarar que tales residuos son patógenos potencialmente peligrosos, y que su disposición no debería quedar en manos del personal doméstico.
Durante la jornada de ayer, Alberto Fernández decidió denunciar a Florencia Aguirre por falso testimonio. En su acusación el ex mandatario se vale de los elementos ya analizados aquí. Además, asegura que la testigo mintió al declarar que también trataba al presidente y niega que Aguirre hubiera visitado Olivos el 29 de junio, día en el que declaró haber visto el ojo golpeado de su clienta. Las actas de ingresos de Olivos confirman este punto y hay que recordar que gracias a estos documentos fidedignos la pareja presidencial fue condenada por la infame “Fiesta de Olivos”. A partir de ese escándalo, que estalló en agosto de 2021, pudo haber algunas omisiones deliberadas, pero consta que no las hubo antes.
Desde el primer momento, Alberto Fernández adjudicó la lesión en el ojo de su pareja a los efectos adversos de un tratamiento estético. Es decir que le atribuye el ojo violeta a una mala aplicación de Plasma Rico en Plaquetas. A priori, la suya era una tesis de prueba imposible, una mera duda razonable para zafar de la condena. Este panorama cambió cuando la cosmetóloga, a instancias de la querella, compareció para dar un testimonio que parecía diseñado a medida, pero aparentemente estaba viciado con mentiras concretas y contrastables de gran relevancia.
A esta altura nadie puede sostener que Alberto Fernández golpeara a Fabiola Yañez con frecuencia, que la primera dama hubiera sido jamás encerrada o que hubiera sufrido alguna vez lesiones graves. El vínculo tormentoso, atravesado por el alcoholismo, la psicopatología y los celos de ella, están acreditados. En su avance contra la esteticista, cuyo teléfono y equipos fueron secuestrados, la defensa podría tener un golpe de suerte, demostrando que Alberto jamás le pegó a su pareja. Este sería un privilegio de los poderosos, ya que no suele estar al alcance de cualquier varón demostrar cuando una mujer le hace una falsa denuncia.