Tonto
Aunque no lo conocíamos, Federico Mochi nos llamó el 10 de Julio de 2024, previsiblemente para hacer algún tipo de apriete. La comunicación se inició a las 14:43, desde un teléfono terminado en 324, y se extendió por 17 minutos. Arrancó la charla alardeando de su influencia, nos dijo que llamaba de parte de un tal Valdés y que obraba en su poder el pedido de informe que presentamos ante la legislatura porteña para conocer su contrato y el de su socio Tomás Rebord, y nos adelantó que la respuesta al petitum sería negativa, porque él no trabajaba ahí. Nos invitó a conocernos personalmente y ver si podíamos “charlar algo”. Esa llamada fuera de lugar fue el único intercambio que estos mequetrefes tuvieron con nosotros. Sabían que los estábamos investigando y cuando le denegamos una reunión, Mochi, ya desorientado, nos desafió a encontrarle algún negocio raro y publicarlo. Si, nos desafió. Nosotros aceptamos el reto y completamos nuestra investigación, pero esperamos para publicar hasta el 30 de marzo de 2025, fecha en que se confirmó su candidatura a legislador porteño.
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Retonto
Unos días después, Tomás Rebord, el socio de Federico Mochi, escribió en su cuenta de Twitter que nosotros lo operamos poniéndole bots y que luego le escribimos pidiéndole dinero bajo amenaza de “rasparlo”. Un delirio.

Atónitos, le enviamos una carta documento al animador de Blender para que explique o corrija sus dichos. En la respuesta a nuestra misiva, Tomás Rebord aclara que nunca se refirió a nosotros ni nos acusó, ni nos imputó delitos. Eso era todo lo que Mariana Escalada y Agustín Ronconi necesitábamos oír.
Luego Rebord explica que las suyas fueron expresiones críticas y generales vertidas contra un ente llamado El Disenso, que en ningún modo nos atañen a los autores. Admitimos que al principio quedamos perplejos al enterarnos que nuestro portal, cuando nos desconectamos, anda por ahí boteando streamers, raspando gente y pidiéndole plata, pero si Rebord lo dice…

Ya cerrando su carta documento, el socio de Mochi rechaza cualquier posibilidad de corregirse o retractarse, y está en su derecho, porque en la jurisprudencia argentina los periodistas, como los payasos, pueden decir cualquier gansada, por lo que Tomás Rebord goza de un doble privilegio.
Enseguida aparecieron los negociadores cuentapropistas a plantear que quizás podríamos llegar a firmar un acuerdo de paz, previo intercambio quid pro quo de material ofensivo, nuestra investigación sobre los curros de Federico Mochi contra las ocurrencias absurdas de Tomás Rebord. Qué optimistas.
Epílogo
Mariana Escalada y Agustín Ronconi, únicos dueños y autores de El Disenso, estamos satisfechos con el intercambio. Creemos que Rebord hace el ridículo al justificarse planteando que “me escribió para pedirme guita” es una abstracción, o al separarnos a nosotros, los humanos, de los delitos que le atribuye a nuestra página web. Es irrelevante que Tomás Rebord quiera conservar un posteo que va en merma de su honor y credibilidad.
La gente inteligente no mete los dedos en el enchufe, ni abraza puercoespines, ni reclama la atención del periodismo de investigación, porque son conductas inherentemente estúpidas. Federico Mochi y Tomás Rebord nos llaman, nos desafían, nos injurian, y hacen todo lo posible para poner a su entorno bajo nuestra lupa. En toda nuestra carrera, es la primera vez que nos cruzamos con gente tan imbécil. Téngase presente.
Excelente, como siempre.